El Palacio Arzobispal de Astorga nunca cumplió con su cometido y es actualmente el Museo de los Caminos, dedicado al Camino de Santiago.
Todo empezó cuando se quemó el antiguo palacio arzobispal de Astorga, el obispo Joan Baptista Grau i Vallespinó ordenó la contrucción de un nuevo palacio y le fue encargado a su viejo amigo Antonio Gaudí, el gran arquitecto catalán.
Gaudí no pudo desplazarse hasta Astorga por la cantidad de trabajo que le mantenía ocupado y mandó a su amigo el obispo que le enviara toda la información del entorno donde iba a situarse el palacio y una vez estudiado, preparó los planos y envió el proyecto a Astorga. El 24 de junio de 1889 se iniciaron las obras.
El Palacio de Astorga tiene un aspecto medieval, mezcla de castillo, fortaleza, catedral y palacio. Construido en estilo neogótico, se utilizó granito gris del Bierzo. La parte trasera se completa con un ábside donde se encuentra la capilla y en la fachada había proyectado en la cima, un ángel de cinco metros que no se llevó a cabo. A los cuatro años de la iniciación de las obras, fallece el obispo y Gaudí tiene grandes discrepancias con el Cabildo, por lo cual, abandona la obra, dejando las obras paralizadas durante varios años. Entre 1907 y 1915, el arquitecto Ricardo García Guereta concluye el proyecto, que siguió fielmente los planos del catalán.
Durante la Guerra Civil el edificio es cuartel de la Falange y en 1956, el obispo Juliá Castelltort comienza la restauración del edificio para convertirlo en lo que se pensó en sus comienzos, ser la residencia del obispo. Pero de nuevo el obispo muere y el sucesor, Marcelo González Martín renunció a la función de edificio como residencia arzobispal y lo convirtió en lo que hoy conocemos. El Museo de los Caminos, dedicado al Camino de Santiago. Todo peregrino en su viaje debería conocer el arte de Gaudí en Astorga.