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lunes, 29 de noviembre de 2010

Alcázar de Toledo



El Alcázar de Toledo es un edificio con planta de fortaleza o gran castillo que está situado en la parte más alta de la ciudad. Ya se tiene noticia de su existencia en época de los romanos en el siglo III, cuando era un palacio. El edificio fue restaurando por Alfonso VI y por Alfonso X, y en el siglo XVI, por mandato de Carlos I, fue modificado por completo por el arquitecto Alonso de Covarrubias, dándole el perfil que conocemos hoy. En el siglo XIX se le añadieron los chapiteles y en la Guerra Civil, el sitio fue utilizado como punto defensivo por el General Moscardó durante 70 días, siendo casi destruido por el ejército republicano, hasta su liberación por las tropas del General Varela y su visita al día siguiente por el jefe del bando nacional, General Francisco Franco. Desde entonces corre la leyenda en la que el General Moscardó sacrificó la vida de su hijo en una conversación telefónica, antes de abandonar el Alcázar. De una forma o de otra, el Alcázar se quedó como algo simbólico y moral tanto para un bando como para otro.





El Alcázar tiene las cuatro fachadas diferentes y en estilos distintos: Medieval, renacentista, plateresco y churrigueresco. Francisco de Villalpando construyó la monumental escalera, y la fachada sur, Juan de Herrera. Mientras que Covarrubias empleó un estilo clasicista en el patio interior. Dos de las torres son más gruesas y altas que las otras dos.




El Alcázar sirvió como residencia real, Telégrafo, Academia de Infantería, Prisión, y actualmente alberga la Biblioteca de Castilla y León y es sede del Museo del Ejército desde julio del 2010





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