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martes, 7 de febrero de 2012

Puente de Santa Trinidad (Florencia)



El Puente de Santa Trinidad en Florencia es una preciosa construcción sobre el río Arno y es el puente de arco elíptico más antiguo del mundo. Construido por el arquitecto Bartolommeo Ammanati entre 1565 y 1567, sustituye a los tres puentes anteriores arrasados por la corriente, el último de Taddeo Gaddi en 1557.
En 1608 con ocasión de la boda de Cosino II de Medici y María Magdalena de Austria, se instalaron en los extremos del puente cuatro grandes estatuas que representan a las cuatro estaciones, realizadas por Caccini, Landini y Francavilla.






El puente fue destruido por las tropas alemanas el 8 de agosto de 1944 en la Segunda Guerra Mundial, cuando se retiraban de la ciudad. Catorce años después se reconstruyó el puente con las piedras originales caídas al río y con otras de la cantera donde procedían las primitivas, gracias a un gran trabajo del arquitecto Riccardo Gizdulich y el ingeniero Emilio Brizzi.
Las arcadas laterales miden 29 metros, mientras que la central 32 y curiosamente solo dos pilares sujetan las tres arcadas. Parece que burla la ley de la gravedad, pero la solución está en la precisión a la hora de calcular los empujes del puente que excelentemente resolvió Ammanati. Un puente bellísimo que no podéis de olvidar en vuestro viaje a la ciudad del arte.


viernes, 11 de noviembre de 2011

Ponte Vecchio (Florencia)



El Puente Viejo de Florencia es un puente medieval que se levanta por encima de las aguas del río Arno. Construido sobre un antiguo puente de madera en la época de los romanos que fue derribado por una inundación en 1333, es en la actualidad el puente de piedra más antiguo de Europa y fue proyectado en 1345 por el arquitecto y pintor Taddeo Gaddi.










Las casas colgantes que contiene el puente estuvieron ocupadas durante el siglo XV y XVI por carniceros y matarifes, pero Fernando I con la ocasión del traslado de la corte al Palacio Pitti, ordenó cerrar las tiendas por el olor que causaban. Desde ese momento se instalaron en el puente joyeros y orfebres, que perduran hasta la fecha.










El puente estaba exento de tasas e impuestos y los joyeros exponían su mercancía en una especie de banca. Cuando no podían pagar las deudas, los soldados rompían la mesa o banca donde exponían su género no pudiendo vender más. De ahí la famosa expresión de "bancarrota".













En 1565, Cosimo I de Medici solicita a Giorgio Vasari que construyera el famoso Corredor Vasariano, un corredor que pasa por la parte superior del puente y comunica el Palazzo Vecchio con el Palacio Pitti, de tal forma que los monarcas pudieran pasar de un lado a otro de la ciudad sin ser vistos.





Durante la Segunda Guerra Mundial, Hitler respetó el Puente Vecchio, siendo el único puente de Florencia que no se destruyó en la retirada de los alemanes, aunque ya procuró de bloquear el puente dejando el puente incomunicado con los escombros de edificios derribados a ambos lados.





El Ponte Vecchio también tiene su leyenda romántica, que consiste en que una pareja de mutuo acuerdo deben dejar un candado cerrado atado en cualquier lugar del puente y tirar la llave al Arno, de esta forma se asegura la perpetuidad del amor de la pareja. Aunque vale de poco, porque las autoridades de Florencia retiran cada cierto tiempo todos los candados que se depositan, sobre todo los de las rejas del monumento a Benvenutu Cellini. Se han podido llegar a cortar hasta 200.000 candados en una semana.











martes, 2 de agosto de 2011

Puente romano de Cangas de Onís



El Puente romano de Cangas de Onís, se levanta sobre el río Sella en la antigua capital de Asturias. Aunque se conoce como el puente romano, en realidad es una construcción medieval con estilo gótico que data de la alta edad media, aunque se asienta sobre otro que sí sería de la época romana.





El puente utiliza el trazado de la calzada romana de piedra que unía Oviedo con Santander




En el arco central pende una réplica en gran tamaño del símbolo de Asturias, la Cruz de la Victoria y data de 1939 cuando la Virgen de Covadonga "La Santina", regresaba de su exilio en París hasta su cueva en Covadonga. Es monumento nacional desde 1931.





El puente separa los concejos de Cangas de Onis y de Parres

sábado, 5 de febrero de 2011

Puente de San Martín (Toledo)



El Puente de San Martín se encuentra en la ciudad de Toledo y fue construido a cargo del arzobispo don Pedro Tenorio en el siglo XIV, quien dispuso la traza definitiva de cinco arcos y dos torreones hexagonales almenados en ambos extremos. Durante el reinado de Carlos II de España se reformó, ensanchándose sus accesos, y un siglo más tarde, se pavimentó.











De ambas reformas queda una inscripción en el muro interior del torreón de entrada, con el escudo imperial flanqueado por dos reyes sedentes.






No se conoce fecha de construcción del puente primitivo de San Martín, pero ya se hace referencia a él en 1165. Está realizado en sillería y salva la distancia entre las orillas del río Tajo. En la baja Edad Media, aproximadamente en el siglo XIII, se modifica y se le añade una nueva estructura defensiva en su extremo, una puerta o torre de planta hexagonal con un diseño defensivo muy estudiado para evitar el acceso por la fuerza. En el siglo XVI se le añade otra torre en el extremo opuesto que enlaza con la muralla.















Los trabajos de restauración que acabaron en el año 2008, desvelaron algo hasta ahora desconocido y el descubrimiento de nuevos datos sobre el puente. Resulta que hasta el siglo XVII hubo casas sobre el monumento, al igual que en los puentes de Venecia y Florencia y que albergaba viviendas, incluida la del alcalde y que el Ayuntamiento desmontó en el siglo XVII para facilitar que el paso fuera más adecuado. Esta investigación desveló también que la función primordial del puente era La Mesta, es decir, servir de autovía de peaje del siglo XIV, el lugar por el que pasaban los ganados trashumantes y donde se contabilizaban las cabezas para cobrar los peajes. También sirvió como fielato, es decir, el lugar donde se cobraba a los mercaderes por los productos que entraban en la ciudad.









Leyenda de la mujer del alarife
Fuente: http://www.toledoaldia.com/puente_san_martin_toledo.htm

A consecuencia de las guerras entre Don Pedro I y Don Enrique de Trastámara, unos de los puentes mas importantes de la ciudad quedó malparado, ya que los atacantes utilizaron minas, haciendo volar las defensas para poder entrar en Toledo y los defensores lo cortaron para impedir la entrada de sus enemigos. Con todo eso se causaron muchos destrozos en el viaducto. Varios siglos después hacia el 1390, el arzobispo don Pedro Tenorio, deseoso de fortificar Toledo en previsión a posibles necesidades defensivas futuras, ordenó reconstruir dicho puente. Para ello encomendó la misión a una afamada arquitecto, con el fin de afirmarle y hacerle seguro. Convinieron en el precio y el arquitecto empezó su obra con mucha ilusión. Según iba pasando el tiempo el alarife se le iba viendo cada vez más triste, callado, sombrío y huraño. Todos los atardeceres, a la vuelta de su trabajo, su mujer que le conocía muy bien, se sentía decaído y fuera de sí. Nada podía cambiarle su estado de ánimo nadie de la gente que le conocía, acertaba en los posibles motivos que le hubieran llevado a tan repentino cambio de carácter.
La obra avanzaba con rapidez, y nada parecía cambiar ese estado de ánimo. Su mujer que soportaba su mal humor día tras día, busco con inteligencia lo que a su esposo le provocaba ese mal humor continuo, hasta que un día el alarife abatido le contó lo que le quitaba el sueño y día tras día le abatía. Le confesó que se había equivocado en los cálculos de cimentación del puente, y que cuando al darse cuenta había intentado subsanar el error cometido, era demasiado tarde. Cuando se quitase la cimbra del arco central todo se vendría abajo y que él además de deshonrado y arruinado sería castigado por su negligencia.
Le comentó a la mujer que había pasado muchas horas buscando una posible solución al problema, muchísimos cálculos matemáticos y no hallaba solución alguna, el mal no tenía remedios. Su esposa trató de tranquilizarle, le prodigó sus más cariñosos consuelos y se dispuso a discurrir una posible solución para sacar a su marido de ese fatídico trance en el que se hallaba. Por fin, después de poco dormir por el mucho pensar se le iluminó la mente y se dispuso a llevar a cabo la acción que tenia en mente, creyendo ser la única solución al grave problema de su marido. Así una noche muy oscura se acercó sigilosa al puente llevando consigo unas teas cubiertas de estopa y embreadas y una yesca. Se situó bajo el arco central y embreando la parte inferior de los andamios y la cimbra sobre la que descansaba el arco, prendió las teas, que posteriormente acercó a la madera y con suma rapidez se alejó del lugar confundiéndose con las sombras de la casa, hasta llegar a la suya, que se hallaba en el callejón del Alarife, estrecha calleja sin salida que se abre al principio de la calle Santo Tomé.
Mientras tanto, las llamas fueron extendiéndose por las maderas que formaban el andamiaje. Cuando los vecinos quisieron darse cuenta del incendio ya era demasiado tarde. El fuego consumió la cimbra y tras un crujido se vino abajo, arrastrando el arco.
Al día siguiente la noticia del accidente se fue extendiendo por toda la ciudad acechando la catástrofe a la casualidad.
El Arzobispo al enterarse del hecho llamó al arquitecto y le ordenó que de inmediato se pusiera manos a la obra con la reconstrucción del puente, este corrigió los errores y poco tiempo después el nuevo y flamante puente se hallaba terminado y en disposición de prestar todos los servicios que se le requerían.
Al poco tiempo de inaugurado la esposa pidió audiencia al arzobispo se tiró a sus pies y le contó todo lo que había pasado pidiendo, este la escuchó y la levanto del suelo comprendiendo el gran amor que le habían llevado a hacer tan reprobable acción, pero lógica para salvar el honor de su esposo. Para perpetuar la memoria de este hecho y que sirviera de ejemplo de abnegación, sacrifico en ingenio a las generaciones futuras, mandó poner en piedra en un nicho sobre la clave central del puente, la imagen de la protagonista de esta bonita historia de amor, y aun hoy en día mirando desde los laterales del puente se puede ver la imagen de la mujer del alarife.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Puente de Alcántara (Toledo)



El Puente de Alcántara se encuentra en la ciudad de Toledo y se levanta encima del río Tajo. Construido por los romanos, fue reemplazado por los árabes y de nuevo por Alfonso X después de su derrumbamiento por una riada. Fue uno de los puentes de acceso obligado para entrar en la ciudad. Contiene dos puertas en sus extremos, una en la torre medieval hexagonal almenada que ha llegado hasta nosotros, con un arco de medio punto que contiene otro arco de herradura. En lugar de la otra torre que desapareció, se levantó una puerta de estilo barroco. El puente tiene dos arcos de medio punto, siendo mayor el central y está muy cercano al Castillo de San Servando.